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11 marzo, 2020Amor y más amor fue lo que recibió Carlos Rivera de sus fanáticos que acudieron a disfrutar de su Guerra Tour en su regreso a la Arena Monterrey. El cantante llegó al escenario ataviado con un saco militar en color blanco y pantalón de camuflaje; con su sola presencia emocionó a las 17 mil 500 almas reunidas en el recinto.
Que es un conquistador, lo es. Porque el público, sobre todo el femenino, no dejó de gritar ante cada uno de sus movimientos sobre el escenario y con tan solo despojarse de su saco las llevó al éxtasis. Él sólo sonreía seguro de su encanto.
No dudo en decir lo emocionado que estaba de ver el lugar lleno, y dijo era algo que esperaba toda su vida.
Carlos Rivera recordó cuando acompañaba a Franco De Vita en sus shows en la Arena Monterrey, pero hoy esa noche era distinta, porque se trataba de su propio sueño hecho realidad: una producción en 360°, con la arena llena y la facilidad de que lo disfrutaran desde cualquier ángulo.
Pasarelas móviles fueron parte del escenario en el que también se colocaron grúas y plataformas usadas para que él apareciera y desapareciera ante los ojos del público.
Así que agradecido se comprometió a dejar su corazón y alma en cada interpretación y llegaron temas como: “Amo mi locura”,”Te Esperaba, Todavía no te Olvido y “Ya no vives en mi”, que interpreta a dueto con Yuri.
Fue en el momento de cantar “Cielo Azul” que expresó que estaba en busca de una mujer “dispuesta a querer todo conmigo”. Una fan que tuvo la osadía de ir disfrazada como un dulce de Tamarindo fue la elegida.
“Hoy tú me vas a saborear a mí”, le dijo pícaro el cantante.
Continuó con “Sígueme”; y luego para evocar a todas las almas de los seres que se han ido, interpretó “Recuérdame”, tema de la película Coco, que compartió le hacía recordar a su abuela.
Lo que parecía ser una noche perfecta, fue manchada por problemas de audio, el público gritó “No se oye”, Rivera atendió a su reclamo y molesto demandó a su producción solucionarlo.
Un interludio con imágenes de guerra-ad hoc con el nombre de su gira- dio paso el siguiente bloque donde el ex académico apareció con un paracaídas, apoyándose en las integrantes de su cuerpo de baile. Después de una guerra y en la guerra de la vida, soldados valientes.
Las ‘ riveristas’ sabían que era el momento de “Grito de Guerra”. Este segmento el intérprete lo cubrió vestido con camisa negra, mientras sus bailarines portaron banderas blancas, emotivo momento en el que sus fans se unieron ondeando corazones de papel que se repartieron en los accesos.
En “Si te vas”, envió un mensaje de paz y la dedicó a las personas que han sufrido abuso de poder de algunos , incluida la mujer.
Por todos estos detalles en su espectáculo, Carlos Rivera cristalizó una producción de gran nivel y el lugar en ocasiones se antojaba pequeño para dar rienda suelta a sus ideas sobre lo que es para él un show de altos vuelos.
Por ello el público se le entregó y el cantante emocionado de su respuesta gritó ¡Arriba Nuevo León!, mientras su rostro perlaba gotas de sudor en su trabajo sobre el escenario.
Tras unas canciones más, llegó el final. Una lluvia de papirotecnia cubrió la arena para sellar una noche apotéosica en la que Carlos Rivera se llevó en el corazón a Monterrey.
Protección
Luego de confirmarse los primeros casos de Coronavirus en México, la Arena Monterrey siguió las indicaciones de la Secretaría de Salud y tomaron acciones al usar su personal cubrebocas para atender a los asistentes al concierto.
- Reportero: Vicente Guerrero
- Fotos: Luis López