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9 diciembre, 2025
En los funerales de grandes figuras públicas solemos ver coronas solemnes de rosas blancas, arreglos majestuosos de orquídeas o incluso esculturas florales que buscan transmitir respeto y grandeza. Sin embargo, en el adiós a Eduardo Manzano, un gesto rompió con la tradición: una corona adornada con hojas de tamal, enviada por la actriz Zully Keith.
Lejos de ser un simple ornamento, este detalle se convirtió en un símbolo lleno de narrativa. Recordó al entrañable Don Arnoldo de Una Familia de Diez, cuya obsesión por los tamales se grabó en la memoria colectiva de varias generaciones. La corona logró transformar el dolor en sonrisa y la solemnidad en complicidad con el público que acompañó a Manzano durante décadas.
Mientras que los tributos tradicionales suelen centrarse en la elegancia y el respeto, usando rosas rojas o blancas como símbolos de amor y pureza, o los tributos institucionales destacan por su formalidad con arreglos que incluyen cintas oficiales, el homenaje de Zully Keith rompió el molde. Su corona conectó directamente con el legado artístico de Manzano, homenajeando tanto al hombre como al personaje que inmortalizó.
Este gesto nos recuerda que los homenajes más poderosos no siempre son los más solemnes. A veces, son aquellos que capturan la esencia de una vida y la devuelven al público con autenticidad. En el caso de Eduardo Manzano, el humor y la memoria se entrelazaron para despedir a un comediante que hizo reír a generaciones enteras y cuya impronta sigue viva en cada recuerdo y sonrisa que dejó.
El detalle de la corona de hojas de tamal también muestra que, incluso en la tristeza, es posible encontrar complicidad, alegría y una forma de celebrar la vida de manera única y personal. Fue un adiós emotivo, pero también un guiño divertido que refleja la esencia de quien dedicó su vida a hacer reír.
Zully Keith llevó el homenaje un paso más allá: subió un video a sus redes degustando un tamal y confesando que cada vez que disfrute de este platillo mexicano, recordará con cariño a Eduardo Manzano. Con ello, el homenaje trascendió la solemnidad del funeral y se convirtió en un gesto divertido y entrañable, conectado con el legado de un personaje que hizo reír a generaciones enteras.
- Este texto fue revisado por una inteligencia artificial (IA).

