En la segunda de las fechas ante los regiomontanos, Bad Bunny llegó al BBVA para hacer constatar su título del artista global más influyente de la industria musical con su perreo intenso, su don de gente con el público y sobre todo con una producción de altos vuelos que disfrutó la noche del domingo de su “World’s Hottest Tour”.
Vitoreado por la fanaticada de principio a fin de su espectáculo, Benito Antonio Martínez Ocasio, nombre real del “Conejo Malo”, hizo subir la temperatura en el Estadio de Rayados que lució lleno en su segundo día en su parada por la Sultana del Norte.
Cada peso y centavo que los espectadores desembolsaron para apreciar la evolución del performer puertorriqueño (el costo más elevado por un boleto llegaba a los 15 mil pesos mexicanos), valió la pena para muchos, pues se cumplió lo que el empresario Servando Cano señaló días antes en rueda de prensa a la que La Columnaria tuvo acceso.
“Bad Bunny, hoy, le acaban de dar por tercer año consecutivo la categoría del artista más escuchado del mundo, entonces es el evento más esperado, viene de romper récords en Estados Unidos y ahora en Sudamérica. Está todo listo para que vengan, se la pasen superbién, todo está en orden”, expuso en la mesa de presídium en la que también estuvo la Alcaldesa Cristina Díaz.
No obstante, el sábado, el alto volumen de personas fue un factor que escapó a los organizadores desatando el caos por el congestionamiento vial en la zona aledaña al BBVA, lo que provocó el enojo de mucha gente y las quejas; una hora y media de retraso para empezar fue el detonante del malestar, luego se sabría que el escenario aún no estaba “ready” para la “party”.
A las 20:23 horas, Bad Bunny apareció en el entarimado, acompañado de un excelente equipo de músicos, bailarines y apoyado por una impresionante parafernalia de luces, efectos de humo, pirotecnia y papirotecnia para hacer que el gozo fuera mayúsculo.
El diálogo constante con la entusiasmada concurrencia, las muestras de cariño mutuas como autografiar calzado tenis para un afortunado fan de la zona de cancha, la dedicatoria de “Yo No Soy Celoso” a una pareja que espera un bebé, hasta las insinuantes maneras de bailar, hicieron que las emociones se encendieran al máximo en el estadio.
“Son una pareja muy bonita. Ella se ve muy bonita, y él un galán. ¡Dios mío, un galán de novela! ¿Tú salías en una novela, sí o sí?”, cuestionó a la bella pareja, lo que emocionó aún más a la fanaticada.
Más allá de cumplir las expectativas por escuchar los éxitos de hoy y de 2015, cuando el primer encuentro con los regios en el Domo Care, con apenas nada de recorrido en su carrera, Bad Bunny llegó anoche para imprimir una página dorada en la historia de los espectáculos en Nuevo León.
Lo vieron mover las caderas, perrear con una palmera de utilería en su playa particular, hacerse uno con Mora, su invitado dominical, hasta verlo surcar los aires para interpretar “Pensaba que te había olvidado”.
Un momento emotivo fue cuando aceptó como regalo un sombrero de charro con su nombre inscrito en letras doradas, con el que dio muestra de lo que el país y su gente significan para su carrera.
“Mi primera vez en México fue en Monterrey, no sé cuándo voy a volver, pero, personalmente, gracias por estar aquí. Por permitirme ser parte de su vida a través de mi música”, dijo emocionado.
Venía aún la gozadera más intensa.
“¿Alguien en Monterrey me puede enseñar a bailar?”, cuestionó.
Al frente pasaron algunos cuantos fanáticos, lo que hizo aún más fuerte el estallido de alaridos, al ver que subirían los afortunados; mujeres que visiblemente gozaron unir su cuerpo al del cantante vestido de blanco y cabello trenzado, look que muchos llevaron esa noche, y un chico que hizo igualmente su esfuerzo por moverse al ritmo de la música.
El merengue estaba listo como parte de la noche musical y con ello hizo un homenaje a Puerto Rico, momento en el que recalcó el orgullo de ser latino e invitó al público a sentir lo mismo.
“Donde quiera que me pare, donde quiera que voy digo con mucho orgullo que represento a Puerto Rico y a todos los latinos del mundo y eso incluye a mi gente de Monterrey. Gracias por creer en mí, gracias por escuchar mi música, ¡gracias, Monterrey!”, expuso antes de preguntar, “Yo quiero saber si todavía les queda energía. Monterrey, ¿seguimos? Yo quiero ver a todo mundo bailando”, dijo a las 23:02 horas del domingo, seguramente una inolvidable noche para las más de 50 mil personas reunidas en el BBVA.
Por Vicente Guerrero