
Ana Luisa Peluffo está viva: su familia desmiente rumores
14 octubre, 2025
- Después de dìas de tensión, rumores y acusaciones en redes, Aldo y Poncho De Nigris sellan su reconciliación con un emotivo abrazo que sorprendió a todos.
Durante días, el silencio y los rumores tejieron una narrativa de distancia entre Aldo y Poncho De Nigris. Seguidores, medios y redes parecían esperar una explosión, un señalamiento público, una rendición de cuentas. Pero lo que finalmente ocurrió fue algo mucho más humano: un abrazo que cerró heridas y dejó claro que, más allá del ruido, la sangre pesa.
El conflicto, que al inicio era solo una sospecha, se alimentó de señales silenciosas. Todo comenzó tras el triunfo de Aldo en La Casa de los Famosos México, cuando muchos notaron que Poncho no celebró públicamente a su sobrino como era de esperarse. Las teorías se multiplicaron: “¿Están peleados?”, “¿Qué pasó entre ellos?”. Pero lo que más alimentó la hoguera fue la reacción del propio público en redes sociales.
En X, TikTok y comentarios de Instagram, los usuarios comenzaron a acusar directamente a Viralink, la agencia que representa a Aldo, de ser la causa de la separación. Se decía que no deseaban que Aldo se relacionara públicamente con Poncho, pese al enorme trabajo que este hizo para apoyar a su sobrino durante toda la competencia. Según los seguidores, la agencia habría preferido alejarlo del perfil polémico de Poncho para mantener una imagen más “controlada” y “corporativa”.
Las críticas no tardaron. Muchos defendieron a Poncho, reconociendo que fue uno de los que más lo impulsaron desde el día uno, incluso enfrentando a otros excompañeros del reality y recibiendo una ola de críticas en su nombre. La sensación generalizada era de ingratitud. Y los comentarios no se hicieron esperar: “Se colgaron de la victoria”, “Sacaron a Poncho de la jugada”, “Aldo se olvidó de quién lo defendió”.
En medio de todo esto, surgieron declaraciones atribuidas a Andrea De Nigris, hermana de Aldo, en Twitter, en las que supuestamente defendía a Poncho y cuestionaba la forma en que la agencia había manejado la situación familiar. Sin embargo, poco después, Andrea desmintió todo. En TikTok, aclaró que nunca ha tenido cuenta en X (antes Twitter) y que esos mensajes no eran suyos. Fue una revelación clave, porque muchas de las acusaciones mediáticas se habían basado en esos supuestos tuits. Resultaron falsos. El escándalo, en parte, había sido alimentado por desinformación.
A pesar de todo, fue Poncho quien dejó claro que algo real estaba ocurriendo. En un hilo de publicaciones en X, escribió:
“Lo único que tengo que decir antes de dormir y ya para finalizar todo … DE NADA !!! Gracias. Cambio de chip. ¿Qué sigue? En palabras. Yo di todo junto con mi familia, ya si otros se cuelgan la medallita y aparecen nomás a la foto, pues cada quien. La gente sabe quién fue el que más luchó y se aventó la funa masiva por defender. Los demás, escondidos hasta que ganó. Me gustaría decir tantas cosas, pero todo a su tiempo…”
Eran palabras cargadas de dolor, decepción y cansancio. No necesitaban contexto: se entendía que había heridas abiertas.
Pero cuando todo parecía seguir escalando, Aldo rompió el silencio y desvió la atención con un mensaje directo en TikTok:
“Voy a ver al tío Poncho, ya tenía rato de no verlo. He hablado con él dos, tres veces, pero no habíamos podido coincidir vernos porque ese wey también anda en pu..t…iza, pero ya nos vamos a ver. Ya hace falta una reunión en familia.”
No mencionó la agencia, ni los rumores, ni los tuits. Solo habló de reencontrarse. De verse. De sanar.
Tan fuerte fue el revuelo alrededor del tema que incluso opacó el estreno de su nuevo podcast junto a Elaine Haro. Lo que debía ser una celebración, quedó en segundo plano frente a la atención mediática que captaba el drama familiar.
Y entonces sucedió el esperado abrazo. El momento fue compartido en una historia de Instagram por el propio Poncho. No fue solo un encuentro: fue la prueba de que algo se había sanado. No hubo discurso, ni comunicado, ni rueda de prensa. Solo un gesto sencillo que lo dijo todo.
Después de ver a Aldo, Poncho compartió unas palabras que sellaron la reconciliación:
“La familia es el verdadero legado.
La familia es primero.
La sangre llama.”
Y cuando parecía que la historia ya no podía volverse más entrañable, Doña Alegría, la abuela de Aldo y madre de Poncho, apareció con un guiño que terminó de bajar la tensión con ternura, humor y verdad:
“La verdad es que Poncho se puso celoso ayer y empezó a escribirme también cosas de que no lo queremos, pero sinceramente, Aldo llegó… ni lo he visto casi. Se fue a las 6 de la mañana y llegó en la noche súper cansado de grabar. Y hoy se fue también, salió muy temprano. Yo no lo he visto ni he hecho un video con él. Que se tranquilice el bebé.”
Con esa frase, Doña Alegría cerró la escena como solo las abuelas saben hacerlo: con amor, con paciencia… y una sonrisa.
Este no fue un escándalo más. Fue una historia real, con sentimientos genuinos, errores humanos y, sobre todo, una reconciliación que nos recuerda algo esencial: cuando el ego se calla y el amor habla, lo que queda —o lo que se puede reconstruir— es la familia.
Porque aunque haya cámaras, agencias y redes, cuando se apagan los focos, lo que permanece… es la sangre.
Así cerró el capítulo. Sin necesidad de dar más explicaciones, sin seguir alimentando el conflicto. El abrazo no fue un simple símbolo: fue el nuevo comienzo.
Al final, esta historia no fue de fama, ni de egos, ni de contratos. Fue una historia de vínculos, de heridas que dolieron y de verdades que se malinterpretaron. Pero también fue una historia de perdón, de reencuentro, de ese amor que, aunque tambalee, siempre encuentra el camino de regreso.
Porque en tiempos donde las redes magnifican los conflictos y todo se vuelve espectáculo, ellos recordaron lo esencial: cuando se apagan las cámaras, lo que permanece es la familia.
*Este texto fue revisado por una inteligencia artificial (IA).