Vincula Pati Chapoy a Yolanda Andrade en polémica de Verónica Castro
17 octubre, 2022Desplante de Ingrid Lozano, vocalista de LMT, a Cecy Gutiérrez
23 octubre, 2022
En “This Is Not a Drill Tour” todo está calculado.
Efectivamente, no es un simulacro de nada, todo está armado para que el disfrute entre por la vista, por la respiración, en el ánimo. Desde la entrada a la Arena Monterrey, la atmósfera llama a un tiempo de contemplación en el que Roger Waters conduce a la masa deseosa de pasarla bien.
Hasta la neblina artificial se puede cortar y se combina con los humos de quienes, sin reparo alguno, sacan de sus pertenencias sus propios envoltorios para emprender un viaje al pasado musical que les llevará hasta encontrarse con el legado musical de Pink Floyd.
En el centro de la Arena, una pantalla en negro esperaba el momento de ser utilizada como elemento central del espectáculo en el que la música como principal vía, se unió a la serie de gráficos y rótulos con mensajes contundentes alusivos al discurso que Waters quiso dejar muy en claro: Este mundo es un caos, pero se puede arreglar.
Detenido por la pandemia durante dos años, el tour, debió tocar base aquí tiempo atrás, dijo el compositor e intérprete británico músico de 79 ante la audiencia, al final de cuentas pudo llevarse a cabo. ¡Y vaya de qué forma!
“Hace dos años deberíamos estar aquí, ¡pero ya estamos ahora!”, exclamó Waters para lograr la primera de las ovaciones por parte del público que en conjunto alcanzó la cifra oficial de 14 mil personas.
La lista de canciones se extendió hasta el número 24 y en ella, se incluyó “Comfortably Numb”, la primera de las piezas que introdujo de inmediato a la fanaticada en el mundo de Waters. Con este título, que forma parte de la ópera rock “The Wall”, el primer llamado a la conciencia de Waters hizo referencia al momento en que una estrella de rock, enfermo, no puede dar el siguiente espectáculo.
Constante, la icónica figura Algie, el cerdo que flota por los aires ofreciendo por escrito parte de los postulados políticos y filosóficos de Pink Floyd, hizo su aparición en la pantalla. Luego haría otras tantas durante la extraordinaria velada, momentos para sacar el celular y llevarse a la memoria el mítico emblema que forma parte del legado de los británicos.
El envolvente sistema de sonido cumplió con creces en “This Is Not a Drill”, pues imprimió mayor fuerza en cada uno de sus números y permitió escuchar de manera clara los dichos de Waters, además de la magnífica calidad interpretativa de los integrantes de la banda de músicos y coristas.
La experiencia sensorial fue aún más intensa cuando se entonó “Another Brick in the Wall”, versión que enloqueció a los asistentes, al igual que “Wish You Were Here” o “Money”.
Los discursos políticos de Roger Waters fueron dirigidos especialmente en contra de los poderosos: políticos, empresarios y toda aquella persona que sigue sin respetar los derechos humanos, a favor de las mujeres y las minorías.
En la pantalla aparecieron los nombres de Javier F. Arredondo Verdugo y Jorge A. Mercado Alonso, quienes fueron estudiantes del Tec de Monterrey, que se vieron envueltos en un tiroteo entre delincuentes y elementos del Ejército donde perdieron la vida, una de las páginas más oscuras en la historia reciente de la Sultana del Norte y que Waters toma para denunciar la falta de inseguridad.
También incluyó a Mahsa Amini, joven iraní fallecida en septiembre, luego de su arresto por el gobierno de su país por no portar adecuadamente el velo en la cara; las crónicas sobre el caso refieren que, después de recibir golpes en diversas partes del cuerpo y en la cabeza, entró en coma y tan solo dos horas después de su detención fue ingresada a un hospital y que murió dos días después, levantando con ello una serie de movilizaciones en Irán.
En diversos momentos, en la pantalla aparecieron imágenes de escenas sangrientas, animadas, pero igualmente elocuentes como las que suceden en la realidad. Waters le puso rostro a quienes considera criminales de guerra: aparecieron imágenes en video de ex presidentes de Estados Unidos, desde Ronald Reagan hasta el actual, Joe Biden.
La intensidad musical y la experiencia visual del show tuvieron una pausa para luego regresar con un número lleno de histrionismo: Waters se convirtió en una especie de jefe militar cuando interpretó “In The Flesh”, que hace referencia a la visión del mundo de Pink Floyd a mirar el mundo desde un disfraz.
Tras más de hora y media de espectáculo, la banda tomó el escenario para brindar con el público con “The Bar”, melodía con la que se cerró una de las memorables noches de música en Monterrey protagonizada por Waters y compañía.
Por Vicente Guerrero