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20 agosto, 2022La “sequía” que representan los 18 años de ausencia del Ballet Nacional de España en la Ciudad, terminó para el público regiomontano que acudió al Auditorio Pabellón M para ovacionar el depurado estilo de la compañía dirigida por Rubén Olmo con su programa “Invocación”.
Dueña de la escena desde el momento mismo en que abre el telón, la compañía ofreció piezas coreográficas que representan parte del patrimonio artístico español e imprimió una nueva página en la historia cultural de Monterrey a donde no acudía desde 2004.
Si en “Fuenteovejuna”, versión dancística de la trágica historia de Lope de Vega, creada por el maestro Antonio Gades, traída a una de las temporadas de la Sociedad Artística del Tecnológico, el Ballet Nacional de España presentó una obra de argumento, en “Invocación” se sucede una maravillosa secuencia de todos los registros de la danza española.
Como señaló Olmo en entrevista para La Columnaria, el programa es el primer diseño de espectáculo que hizo para el Ballet Nacional de España como director, en el que no hay un argumento.
El Ballet Nacional de España presentó al público regiomontano un programa cuádruple que ofrece una visión global de la danza española a través de la mayor parte de sus estilos.
Esta gira del Ballet Nacional de España, que no actuaba en México desde hace 18 años, es posible gracias a la colaboración del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM) con la Universidad de Guadalajara, a través de la Coordinación de Extensión y Difusión Cultural/Cultura UDG y con apoyo de la Embajada de España en México y el Centro Cultural de España en México.
Un flamenco lleno de vida y de fuerza en el escenario, un ballet de la más pura danza estilizada y una de las escasas coreografías recientes de escuela bolera fueron al encuentro de los amantes del baile español.
Con “Invocación Bolera”, pieza firmada por el propio Olmo, puso al día la esencia de la escuela bolera tradicional y rinde homenaje a los grandes maestros que han marcado pauta en la Escuela Bolera, surgida en el siglo 18 de la mezcla de bailes populares andaluces con danzas académicas.
Ver en escena la graciosa figura de hombres y mujeres de la compañía, en esta primera parte del espectáculo, da la impresión que los personajes plasmados en los cuadros costumbristas de Velázquez, colgados en las salas del Museo del Prado de Madrid, la capital española, cobran vida y recrean la mirada con la fuerza de su baile, al ritmo de la música del joven compositor y director de orquesta sevillano Manuel Busto.
En “Jauleña”, coreografía ideada e interpretada igualmente por Olmo, se hace una transición que fusiona danza estilizada, escuela bolera y flamenco, con especial protagonismo de la granaína y el zapateado.
La belleza de los vestuarios que adornan los cuerpos de los bailarines es una constante en la propuesta coreográfica, que luce especialmente en “Eterna Iberia”, coreografía de Antonio Najarro, en la que el uso de la castañuela, la capa española y el sombrero cordobés, así como la técnica y la fuerza interpretativa tan característica de la danza estilizada española, impactan en el ánimo de los espectadores para sumar adeptos a su ya notable y numerosa fanaticada.
La segunda parte del programa, titulada “De lo flamenco. Homenaje a Mario Maya”, quiere recordar al bailarín y coreógrafo Mario Maya (1937-2008), leyenda del flamenco. La tradicional música en vivo que fusiona el flamenco con otros géneros es un plus que le otorga al espectáculo la categoría de magnificencia.
Olmo hace en su composición de siete movimientos una pieza que refleja el innovador estilo propio de Mario Maya, quien ideó en 1994 “De lo flamenco” y añade dos nuevas coreografías firmadas por Rafaela Carrasco e Isabel Bayón.
La presencia especial en el escenario de la artista invitada Patricia Guerrero, Premio Nacional de Danza de Interpretación 2021, le otorga a “Invocación” una refrescante visión del flamenco.
Al final, el escenario se vuelve toda una fiesta en la que todo el elenco se integra y hace que el público desborde más intensamente sus emociones, las que permanecerán en la memoria de algunos hasta el siguiente retorno del Ballet Nacional de España.
Por Vicente Guerrero