Farrah Fawcett, el afiche en la pared
3 agosto, 2008“Era tan pobre que no tenía más que dinero / besos de sobre / herencia de su padre el naviero / anfetaminas / y alcohol desayunó Miss Onassis / pobre Cristina”.
Joaquin Sabina le dedicó la canción Pobre Cristina, fue una mujer a la que su inmensa riqueza no le trajo felicidad… la multimillonaria Cristina Onassis.
Hija del magnate griego Aristóteles Onassis tenía riqueza, pero no era feliz, ni con su físico y vida millonaria.
A la edad de 17 años se sometió a una cirugía estética para reducirse la nariz y disimular sus ojeras, pero ni con eso pudo evitar sus constantes depresiones bipolares y falta de amor.
Se casó cuatro veces, sin embargo su padre nunca aprobó sus parejas, porque decía iban tras su fortuna, algo que a Cristina le hacía sentir cada vez más insegura. Vivía también siempre en constante lucha por el sobrepeso, era adicta al refresco de cola-bebía 30 botellas al día- y de ahí pasó a las anfetaminas, quería ser delgada a como diera lugar.
Hacía grandes fiestas en busca de ese amor, aunque consciente estaba de que las personas acudían sólo por pasarla bien, el vino y comida corrían a mares, eso sí nunca permitió drogas.
La tragedia persiguió a Cristina toda su vida, jamás superó que su madre Athina Livanos se suicidara, por los amoríos de Aristóteles con la cantante María Callas; así que el matrimonio de su padre con la viuda de Estados Unidos Jackie Kennedy fue otro un duro golpe a su autoestima. El contrato matrimonial establecía que si a la muerte de él aún se mantenían casados, Jackie recibiría 100 millones de dólares.
Indignada Cristina convenció a su hermano Alejandro de boicotear la boda, pero para su pesar se llevó a cabo en la isla de Skorpios y Jackie llevó el apellido Onassis, cinco minutos después de la ceremonia se retiraron aparatosamente y fue el escándalo de 1968.
Cinco años más tarde, un suceso trágico trajo más tristeza a la vida de la multimillonaria; su hermano Alejandro murió en un accidente de avión, algo que tampoco pudo enfrentar su padre, quien falleció poco despues. Fue así que en menos de 24 meses la infeliz niña rica había perdido a su familia, pero heredado una inmensa fortuna: Mil millones de dólares.:”Sólo Dios y yo podemos hacer cosas de la nada”, le había dicho su padre.
En cosas del corazón, Cristina tampoco fue feliz. Su primer matrimonio en 1971 con Joseph Bokker no duró ni un año, los tres posteriores-Alexandre Andreadis, Sergei Kausov y Thierry Roussel-también fueron un rotundo fracaso, todos sus hombres coincidieron: “Es insoportable”.
Roussel, director de una agencia de modelos, fue el único que le trajo felicidad al darle la dicha ser madre y traer al mundo a su hija Athina Roussel Onassis. Al fin sentía que tenía un amor sin interés, pero tres meses después del nacimiento de su hija, se divorció al descubrir que su esposo le era infiel , y posteriormente de leer en una revista que se había casado con ella por su obsesión con las mujeres gordas, ella pesaba entonces 110 kilos.
Para obtener la firma del divorcio, Cristina tuvo que darle a Rousell una fuerte cantidad de dinero, 75 millones de dólares.
En noviembre de 1988, recuperada de su divorcio, la millonaria se preparaba para casarse con un argentino de origen griego, pero el 19 de ese mes apareció muerta en una bañera, al encontrarse de vacaciones en una residencia de amistades en Buenos Aires. Su muerte fue oficialmente por un edema agudo de pulmón, que derivó en un paro cardiaco, pero siempre se manejó que en verdad fue por una sobredosis de anfetaminas, tenía tan solo 38 años.
Su hija Athina ha tratado de llevar una vida lo más normal posible, pese a que su fortuna es de 1.622 millones de dólares y cada vez va en ascenso.Al cumplir 18 años de edad ya con edad legal para recibir la mitad de su herencia y estipulada en el testamento de su madre dijo: “Quemaría ese dinero”.
La fortuna que heredó de sus familiares incluye el rascacielos Olympic en New York, una importante flota naviera, el hotel Metropole de Montecarlo, un imperio industrial de refinerías, turismo, fábricas de alimentación e inmobilarias, cuatro yets privados y dos yates.
Su vida no es tan pública, ni presume su riqueza, no da entrevistas y no cuenta con redes sociales.
A través de la fundación Aristóteles Onassis hace obras de caridad y se entrega a su mayor pasión:el hipismo, deporte en donde conoció a su ex marido Alvaro Affonso de Miranda.
LA HISTORIA SE REPITE
Tal cual su madre, Athina sufrió de incontables infidelidades por parte de su marido y se desconoce cuál fue la compensación que recibió él tras su largo litigio en el proceso de divorcio.
Después del fracaso de su matrimonio, se rumoró que podría haber mantenido una relación con el jinete italiano Alberto Zorzi, quien competía montando uno de los caballos favoritos de Athina, pero celosa de su intimidad todo quedó en una incógnita.
En cuanto a su historia familiar, Athina prefiere no tener recuerdo alguno, porque lanzó a subasta el documento en donde se asentó un acuerdo que su madre hizo con Jackie por 20,5 millones de dólares para alejarse de cualquier reclamación ulterior de la fortuna de Aristóteles Onassis, y a pesar de que Cristina era su heredera universal, ella no quiso arriesgarse, se aseguró de ser la única administradora de aproximadamente 500 millones.
La hija de Cristina también puso a la venta la mítica Isla Skorpios, que su abuelo compró en 1962.
También se despojó del ático del Nº 88 de la Foch Avenue, con magnífica vista al Arco de Triunfo y la Torre Eiffel y donde Onassis vivió con Maria Callas y Jackie Kennedy, entre otras propiedades, obras de arte y pinturas.
Deseosa de desterrar la tragedia en su pasado, Athina además cambió el orden de sus apellidos y apenas pisa Grecia, a no ser para vender lo más valioso de su patrimonio, como lo fueron también las joyas de su madre.