Gael y Diego, reinventan la pareja cinematográfica

• Gael y Diego son tan simpáticos como Tin Tan y su carnal Marcelo
• Cuarón,Iñarritu y del Toro los dirigen magistralmente en Rudo y Cursi

¿Quién no recuerda a El Gordo y El Flaco, Abbott y Costello,Viruta y Capulina, Tin Tan y su carnal Marcelo, Dean Martin y Jerry Lewis? Claro, parejas inolvidables que tenían como característica el ser antagónicos, pero hoy los amigos que llegaron para romper la regla son Gael García y Diego Luna, porque brillan a la par, los charolastras  estrellas del cine mexicano actual acaparan la pantalla con Rudo y cursi.

Estos cuates están en segundo lugar en la taquilla, sobrepasados por poco con Bolt, de Disney, si no ha visto Rudo y cursi, no está en la jugada porque la historia de dos hermanos que caen en la rivalidad por el apasionante mundo del futbol.

Si en el 2001 en Y tu mamá también, García y Luna tuvieron esa química, en Rudo y cursi la superan con creces, lo raro es que ni uno y otro se opacan, cada cual llena la pantalla en su interpretación y nos llevan de la gracia al sentimiento, de la rudeza a la cursilería; talentos magistralmente dirigidos por los masters de la cinematografía en México Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro.

Contar todo de Rudo y cursi es un pecado, es como robar la cereza del pastel, no disfrutaría igual la película, no hay nada peor que adelantar el final, basta decir que es un film en donde se plasma esa inocencia por ser grande y todos los obstáculos que implica, más si está de por medio el lazo de sangre.

Rudo y Cursi es la historia de los dos hermanos, uno desea ser cantante-aunque tenga cero talento- y el otro futbolista, pero para su mala suerte le dan primero la oportunidad de serlo al hermano y ahí en el futbol empieza todo y termina todo.

La tercia de directores plasma ese mágico anhelo de ser estrella del balompié mexicano y los entretelones detrás de la gloria como el narcotráfico y el juego.

Beto y Tato son rudos, cursis y nacos,  lo que nos hace adorar al naco que todos llevamos dentro.